Los padres solemos sentirnos realmente decepcionados cuando nuestros hijos nos faltan a la verdad. En cuanto nos damos cuenta de que eso está sucediendo, comenzamos a oscilar entre etiquetarlos de mentirosos y egoístas, y culparnos a nosotros mismos.
No obstante, en lo que deberíamos centrarnos es en el tipo de mentira, en la edad de nuestro hijo y en la motivación que la genera. A continuación profundizaremos en los tipos de mentiras, sus razones y qué hacer al respecto.
Tipos de mentiras que existen
Naturales: hasta aproximadamente los 4 años, los niños mienten porque suelen confundir la realidad con la fantasía. Por lo tanto, estas son las mentiras más nobles que podemos recibir de nuestros hijos y que cuentan con la ventaja de desaparecer con la edad.
Funcionales: no son tan inofensivas como las anteriores, ya que nuestro hijo recurre a ellas cuando tiene la intención de obtener algo a cambio de hacernos creer lo que nos dice. El comportamiento del entorno frente a la mentira del niño, determinará su evolución. Si la familia se muestra impasible o crédula, o por el contrario, si las reacciones son rigurosas y las exigencias de los padres son en exceso (tanto en lo moral, como en lo escolar), podrían provocar y reforzar las mentiras infantiles.
Compensatorias: son aquellas donde el niño relata una realidad muy distinta, por ejemplo se inventa una familia diferente, se atribuye logros escolares, deportivos, éxitos o regalos, o que fue el “héroe” de alguna situación particular. Estos engaños antes de los 6 años aproximadamente, suelen ser banales y característicos de su identidad egocentrada, pero su persistencia más allá de esa edad, podría indicar una cuestión más significativa para valorar.
Mitomanía: cuando mienten por cualquier cosa, se inventan historias y se irritan cuando uno no cree su versión. Por lo general, su mentira difiere de persona en persona: su relato cambia dependiendo del oyente. Son mentiras innecesarias, no sólo para salvarse de determinadas situaciones.
Por ejemplo, si un niño rompe un jarrón, podría llegar a decir que no fue él quien lo hizo. En cambio, la mitomanía infantil le llevaría a mentir sin necesidad de haber roto el jarrón.Decir alguna mentira de vez en cuando, se puede considerar como algo normal. Pero si elige una mentira en respuesta a cada situación, entonces toca revisar.
¿Por qué me miente mi hijo?
Reinventar la realidad: como veíamos en las mentiras compensatorias, una de las causas de faltar a la verdad es reescribir la realidad de una forma en la que pueda sentirme bien con aquello que estoy creando, incluso aunque sé muy bien que no existe.
Obtener un beneficio: es posible que tu hijo te mienta para que le des un cierto permiso o para obtener algún otro beneficio, ya sea que le compres algo, que le des dinero o que lo lleves a determinado lugar.
Miedo al castigo: si hizo algo malo y te miente al respecto, es muy probable que tema al castigo que puedas ponerle.
Impulso: si es mitómano, mentirá por impulso, sin control y sin miras de obtener ningún beneficio.
Qué no debo hacer ante las mentiras de mi hijo
• Tomármelo de forma personal
• Reaccionar de forma agresiva
• Dejarlo pasar por miedo o por no saber cómo actuar
Qué debo hacer si mi hijo me miente
1. Tener en cuenta el tipo de mentira: para que podamos abordar las mentiras de nuestro hijo y encontrar una solución a este problema, lo primero que necesitamos tomar en cuenta es el tipo de mentira que lo impulsa a faltar a la verdad y la edad de nuestro hijo.
2. Dejarle claro que no lo castigaremos: si cree que lo castigaremos, menos admitirá la mentira. Tranquilízalo diciéndole que no habrá castigos físicos ni psicológicos. Es decir, que no descargarás tu ira sobre él.
3. Educar en Valores: la educación es el mejor camino hacia la honestidad. Enséñale el valor de ser honesto y sincero, sin importar las consecuencias.
4. Aceptar las Consecuencias: la ausencia de castigo no significa que saldrá invicto de la situación. Establece una consecuencia bien concreta exclusivamente por la mentira y aclarale que esta nunca hubiera existido si no es por su mentido. No te olvides de incluir la reparación, por ejemplo, disculparse ante un compañero al que haya ofendido, reponer algo que haya roto, limpiar algo que haya ensuciado … o cualquier otro perjuicio que haya causado.
Y recuerda…
Ninguno de estos extremos ayudarían, quizás sea apropiado hablar al niño sin reclamar demasiado y darle la oportunidad de ser sincero, esto le permitiría salvar su estima y comprender la inutilidad de la mentira.
— Limpia tu mente de pensamientos negativos y miedosos sobre tus hijos.
Con Amor,
María José Patino