Cómo trabajar las emociones en los niños

Trabajar las emociones en los niños es tan importante como que desarrollen los aprendizajes intelectuales. Tal como ocurre con estos últimos, debemos tener una serie de estrategias para que reconozcan y gestionen sus emociones. A continuación, veremos cómo puedes abordar el tema según el rango de edad de tu hijo.

De cero a tres años

Los sonidos de la naturaleza:

Este es un ejercicio que puedes aplicar en cualquier momento y lugar, siempre y cuando dispongas de al menos diez minutos para dedicarle. Al igual que nosotros la naturaleza se expresa, y lo hace a través de sonidos tales como el canto de los pájaros, el sonido de los grillos, el sonido de las olas al romper en la orilla o el arrullo del viento en la copa de los árboles. Siéntate con tu hijo y enséñale a escuchar a la naturaleza. A medida que el sonido se repite y genera una emoción en ti, dile cómo se llama y explícasela. Esto lo ayudará a reconocer qué es y qué inspira la calma, la ternura, el amor y muchas sensaciones más..

De tres a siete años

El frasco de las emociones:

Esta dinámica familiar se trata de tener un frasco en la casa que esté destinado a recibir las emociones de los miembros de la familia. Para ello, lo pondremos en un lugar accesible para todos y a su lado colocaremos tarjetas de papel en blanco y un bolígrafo. Cada vez que un miembro de la familia sienta una emoción, ya sea positiva o negativa, que quiera compartir con los demás, la escribirá en la tarjeta, pondrá su nombre y la colocará en el frasco. Los niños que aún no saben leer ni escribir, pueden pedirle ayuda a un adulto para que la escriba por ellos. Un día a la semana, todos se reúnen y sacan las tarjetas para leerlas en voz alta. Una vez leída la emoción y el nombre de quién la escribió, se tratará de identificar la causa que la motivó. Este ejercicio es muy útil para conocernos más y para ponernos en el lugar del otro.

De ocho a doce años

Preguntar lo cotidiano de forma diferente:

los niños necesitan saber que sus opiniones y emociones nos importan. Por lo tanto, preguntarles cómo les fue su día en el cole para simplemente esperar un “muy bien” y seguir adelante con lo que estábamos haciendo, no nos ayudará a lograr nuestro cometido. Sin embargo, si recurrimos a una forma distinta de preguntárselo, estaremos estimulándolos a hablar de lo que sienten. Prueba con las siguientes preguntas:

• ¿Qué fue lo mejor y lo peor que te ha pasado en el cole hoy?
• ¿Con quién te gustaría sentarte en clase y por qué?
• Si ahora me llamara tu maestra, ¿Qué me diría de ti?
• ¿Con quién crees que podrías ser más simpático en clase?
• ¿Dónde juegas más en el recreo?
• ¿Quién es la persona más divertida de la clase? ¿Por qué es tan divertida?
• ¿Cuál ha sido tu parte favorita de la comida?
• Si mañana fueras tú el maestro, ¿Qué harías?

De trece a dieciocho años

La rueda de la vida:

Esta actividad es perfecta para determinar qué es importante para nosotros y cómo podemos lograrlo. Primero debemos determinar qué áreas vamos a trabajar, como por ejemplo: éxito escolar, relaciones familiares y amigos. Una vez las hayamos escrito en una hoja de papel, cada participante le asignará un número del uno al diez a cada una de ellas, basándose en cuán importante es para él ese aspecto, siendo diez el más importante y uno el menos importante. Después le asignará un número del uno al diez, siguiendo el mismo criterio anterior, pero esta vez será para puntuar qué tan bien cree que se encuentra ese aspecto de su vida. El último paso será escribir hasta cinco acciones que puedes hacer para mejorar cada aspecto de su existencia.

Con estas dinámicas, no solo ayudarás a tu hijo a trabajar sus emociones, sino que también podrás conocerlo mejor y él también a ti.

Con Amor,
María José Patino