Creemos que pasar todo el día en su habitación, intercambiar con nosotros la menor cantidad de palabras posible y estar permanentemente zambullido en las redes sociales, son comportamientos típicos de los adolescentes. Sin embargo, cuando se dan estas tres situaciones de forma constante y llegamos a darnos cuenta de que en realidad, no conocemos a nuestro hijo adolescente, es posible que quien más amamos esté experimentando una desconexión emocional, una condición que, si bien se da en la adolescencia, no es algo natural ni evolutivo de esta etapa.
¿De dónde viene la desconexión emocional?
Un factor clave para que esta desconexión emocional se dé, es haber desarrollado un apego evitativo en la infancia. Siendo el apego el vínculo que se crea entre el bebe y sus cuidadores para garantizar la supervivencia del bebe.
Esta es una relación fundamentalmente de confianza y seguridad. Por ello, es un vínculo principalmente emocional donde además los cuidadores ayudan a desarrollar las capacidades emocionales básicas del niño, aun sin ser consciente que lo estamos haciendo.
El apego evitativo, puede reconocerse como personas huidizas de sus emociones. Durante su infancia, el cuidador apenas satisfacía las necesidades del niño/bebé. En este caso, el cuidador si puede alimentar, bañar y dar cuidados al bebé, pero se asusta de sus emociones, se pone nervioso, ansioso o inseguro; y por ello las rechaza y desatiende. No es por maldad, sino porque no sabe cómo calmarlas o satisfacerlas, porque le da miedo. Con esto el niño entiende que para poder sobrevivir y teniendo en cuenta que para ello necesita estar cerca de se cuidador, tiene que renunciar a sus emociones, es decir: desconectarse emocionalmente. La desconexión emocional implica que para no ser rechazado, tendrá que dejar de mostrar y expresar sus emociones, y en la medida que hace esto, también deja de sentirlas.
Cuando el niño llega a la adolescencia…
La desconexión emocional es un claro síntoma de que algo no anda bien. Dicha desconexión consiste en dejar a un lado y obviar los sentimientos propios o ajenos y esto el adolescente lo puede estar haciendo consciente o inconscientemente.
Al detectar síntomas de desconexión emocional, nuestras alarmas deben activarse, ya que probablemente sea hora de tomar acción:
Yo lo sé todo y tú no sabes nada: la adolescencia es una etapa en la que solemos creer que podemos con todo. Por lo tanto, cuando un problema nos azota o los sentimientos se agolpan en nuestro ser, tenemos la tendencia a creer que podremos solucionarlo sin la intervención de nadie más. En consecuencia, cuando estos surgen, y sí que lo hacen durante esta etapa, no los comparte con nadie, sino que intenta hacerse cargo de ellos sin recurrir a nadie.
Este no compartir lo que le sucede, lo puede llevar a sentirse solo e incomprendido, lo cual lo lleva a ese aislamiento.
Falta de herramientas: estamos tan habituados a decirle a nuestros hijos que debe ser responsable de sus actos y que ya no es un niño, que resulta común dar por sentado que cuentan con las herramientas para darse cuenta de ello y actuar en consecuencia. Sin embargo, la realidad no siempre va de la mano con lo que creemos que es simplemente porque así debe ser. Cuando nuestros hijos no tienen las herramientas necesarias para comprender y gestionar sus emociones, tratarán de anularlas mediante la desconexión emocional.
Sentirse desbordado: es muy difícil medir la magnitud del impacto que las diferentes vivencias van dejando en nuestros hijos. Podemos creer que nuestro divorcio, una ruptura emocional que haya vivido recientemente o una pelea con su mejor amigo, son todas situaciones con las que puede lidiar perfectamente, ya que nosotros sí pudimos hacerlo cuando nos tocó afrontarlas. Pero lo cierto es que cada persona es diferente y es posible que nuestro hijo se encuentre desbordado por sus emociones. ¿Qué hará al respecto? Anestesiarse para no sufrir, lo que es sinónimo de desconectarse emocionalmente.
Sentir que no le importa a nadie: cuando un adolescente, por la razón que sea, se distancia de sus iguales y de sus padres, y estos últimos aceptan la distancia como parte normal de la edad, es posible que sientan que nadie se preocupa por ellos. Entonces, ¿para qué contarles lo que les sucede? La mejor opción según su criterio será distanciarse y poner sus emociones a dormir.
Dificultad para vivir las emociones, desde reconocerlas hasta llegar a expresarlas.
-Poca o nula empatía, que le lleva a distanciarse de todo.
-Falta de apetito, apatía, irritabilidad ante cualquier mínima situación.
-Crearse una burbuja aislada de casi todos, de la cual no salir.
¿Qué hacer ante la desconexión emocional en nuestros hijos adolescentes?
Es hora de hacerle sentir a nuestro hijo adolescente que la familia es un refugio seguro al cual siempre ir.
Para ello debes nutrir de manera generosa la Escucha sin juicio, el apoyo sin condiciones y la escucha receptiva, estando 100% presente para él o ella.
Y por supuesto, mantener conversaciones que sean importantes para ambos, no dejar fuera los temas que son importantes para tu hijo, aunque tu no lo veas así. Incluso puedes estar en contra.
Con Amor,
María José Patino