Mi hijo me desafía de forma constante, siempre tiene que salirse con la suya. Es incapaz de respetar las normas y basta con que le diga que no haga algo, para que me mire de forma desafiante mientras lo hace, ¡¿qué puedo hacer?!
En primer lugar, lo que tienes que hacer es comprender que estás frente a un niño con carácter y que eso no depende de ti, sino que vino incluido con todo el paquete cuando tu pequeño nació.
En segundo lugar, tienes que saber que los niños con mucho carácter no son tiranos ni pequeños seres que disfrutan viendo cómo logran ponerte los nervios de punta, sino que son niños que necesitan de tu amor, de tu comprensión, de tu apoyo y de tus límites, al igual que los niños que aceptan las normas sin emitir comentario al respecto.
Por último, necesitas tomar consciencia de que tu hijo con mucho carácter puede convertirse en un adulto asertivo y exitoso, ya que estos niños tienen un potencial inconmensurable y, además, nunca permitirán apartarse de su camino y convicción.
¿Cuáles son los desafíos a los que deben enfrentarse los niños con mucho carácter?
-Hacerse entender
-Aceptar el ritmo y las formas de su educación
-Hacer amigos
-Ser entendidos por sus padres
Los niños con mucho carácter son los grandes incomprendidos de la sociedad y, por ende, del sistema educativo. A ellos les cuesta mucho más trabajo hacerse un lugar en este mundo de lo que a ti te cuesta lidiar con su comportamiento. Por lo tanto, tu amor y cariño son dos elementos que deben estar presente, y más aún, en los momentos en los que más enfado sientas.
¿Qué debo hacer para desarrollar un buen vínculo con mi hijo si tiene mucho carácter?
Una de las preocupaciones que como padre o madre se suele tener cuando nuestro hijo tiene mucho carácter, es cómo lograr desarrollar un buen vínculo con ellos sin tener que sacrificar su educación. Para tu tranquilidad, es totalmente posible lograrlo, pero debes apelar a la disciplina y al cariño de forma equilibrada:
Mostrarle nuestra comprensión: no podemos intentar tener un vínculo cercano y afectivo con nuestro hijo si no lo comprendemos. Pero eso tampoco basta, sino que debemos hacerle llegar esa comprensión de forma efectiva. En ningún momento nuestro hijo debe sentir que nos desquicia o que no lo apoyamos. Acércate a él y hazle ver que tener carácter es algo positivo, pero que debe aprender a encauzarlo y a respetarte como padre o madre.
Tener una manera de actuar consensuada ante el desafío: nunca permitas que tu hijo te pille desprevenido con una de sus actitudes desafiantes. Aprende a conocerlas todas y a tener una respuesta coherente al respecto.
Es fundamental que todas las personas que estén a cargo del niño respondan del mismo modo. De esta forma, evitaremos que haga lo que quiera mientras está con sus abuelos, mientras que con nosotros se trata de controlar.
Enseñarle autocontrol: él aún no tiene esta destreza desarrollada plenamente ni mucho menos, y necesita seguir entrenando su autocontrol. Apela a tu paciencia y guíalo en la práctica del autocontrol, ya que esto le servirá para el resto de su vida.
Educar de forma positiva: erradica de tu repertorio educativo todo lo relacionado con gritos, maneras violentas, insultos, sermones y, por supuesto, castigo físico. En sustitución a eso, refuérzalo de forma positiva cuando hace algo que está bien. De esta forma, tendrás con tu hijo una relación basada en los aciertos, fluida y agradable, desprovista de estrés y de malos comportamientos por ambas partes.
Ser firme con los límites: cuándo pongas un límite, no cedas ante sus intentos de transgredirlos. Mantente firme aunque debas contar hasta mil, o más.
Explicar: siempre que pongas un límite, explícale los beneficios que este tendrá para él y que valor esconde. Tu hijo no debe sentir que tus decisiones son arbitrarias o caprichosas, sino que debe saber que están encaminadas a cuidarlo.
Un niño con mucho carácter puede transformarse en un adulto emprendedor, creativo y, en el mejor sentido de la palabra, un gran cuestionador de las normas establecidas. En otras palabras, puede formar parte de ese grupo de personas capaces de cambiar el mundo, pero para que eso sea posible, la educación que reciba de tu parte debe ser integral, coherente y positiva.
Con Amor,
María José Patino