Una de las situaciones más temidas por los padres es enfrentarse a la realidad de que su hijo no quiera estudiar. Cuando ese momento llega, resulta tentador tomar el atajo de culpar a nuestro pequeño debido a su holgazanería y pereza. Sin embargo, la falta de ganas de estudiar puede encerrar problemas latentes que han estado allí de forma oculta y, en algunos casos, ser el reflejo de los propios problemas de los padres.
A continuación veremos por qué tu hijo no quiere estudiar y qué puedes hacer tú para revertir la situación.
Razones que llevan a tu hijo a no querer estudiar
Falta de motivación: la educación ha quedado en el debe de muchos países. Esto ha hecho que el currículum escolar quedara relegado a un plano al que parece que ninguna autoridad llegará con los vientos de cambio que los niños de hoy necesitan. Nuestros pequeños distan mucho de ser como éramos nosotros a su edad, a quienes era muy sencillo convencer de que determinado saber era el que había que incorporar porque la maestra así lo decía.
El niño actual se cuestiona aquello en lo que emplea su tiempo y definitivamente ha quedado muy claro que no basta con incorporar la tecnología al aula para enseñar lo mismo de siempre. Este olvido del currículum escolar ha llevado a nuestros hijos a caer en la desmotivación de no encontrar respuestas al “¿para qué?” Lo que probablemente le ocurra a tu hijo es que no comprenda para qué debe estudiar historia, física o geografía. Es decir, no le encuentra una aplicación en la vida cotidiana a aquello que se ve obligado a estudiar.
Falta de entendimiento de la asignatura: cuando el niño observa que aquello que él no comprende es de fácil entendimiento para sus compañeros, creará un escudo a su alrededor. La forma más sencilla que se tiene a esa edad de defenderse de ser tildado de alguien que no entiende lo evidente, es decirle al mundo que es él quien no quiere estudiar. Por lo tanto, tu pequeño entrará en el círculo vicioso del “no aprendo porque no quiero estudiar,” para evitar etiquetas que a nadie le gusta llevar.
Bullying: los niños que son víctimas de acoso escolar dejan de sentirse seguros en el ámbito escolar. Cuando esto pasa, el estudio se vuelve secundario, ya que la prioridad es protegerse de las agresiones a las que permanentemente se queda expuesto.
Problemas en casa: los niños tienen una sensibilidad que va más allá de lo que podemos imaginar. Si la situación en casa es tensa, si hay discusiones y, por ende, no hay un clima de paz, tu hijo puede manifestar el pedido de ayuda a través de la negativa a estudiar. Te aconsejamos nunca fiarse de la distracción de tu hijo, puesto que puede estar inmerso en su mundo, sin dejar de percibir lo que sucede en el tuyo.
¿Qué puedes hacer para ayudar a tu hijo a estudiar?
Existe un fuerte debate acerca de si los padres deben o no ayudar a los hijos a hacer su tarea o no. La respuesta correcta es que dependerá del caso. Lo que definitivamente no se recomienda es la sobreprotección de los padres con respecto a las tareas escolares. Esto significa que si el niño se maneja de forma autónoma con la tarea o si las dificultades que se le presentan son las esperadas para la tarea, sería contraproducente que los padres intervinieran. Sin embargo, ante un niño que se niega de forma sistemática a estudiar, la ayuda de los padres podría llegar a revertir esta situación negativa.
Lo mejor que puedes hacer desde tu lugar para ayudarlo es:
- Crear rutinas
- Guiarlo en la elaboración de mapas conceptuales y resúmenes
- Ayudarlo a comprender por qué está estudiando lo que está estudiando
- Orientarlo en el hallazgo de sus propios intereses
Las rutinas brindan seguridad para que el niño pueda situarse a sí mismo en el estudio en determinado periodo del día. Para que tu hijo no asocie el estudio con una práctica memorística, ayudarlo en resúmenes y mapas que encierren los conceptos principales, esto lo ayudará a llegar al centro de cada tema. No permitas que tu hijo pierda de vista los objetivos, tanto a corto como a largo plazo, que persigue al estudiar.
Por ejemplo, si le gustan los animales, la única forma de convertirse en un veterinario es transitando todos los estudios. Por último, dado que en las escuelas no suele brindarle atención personalizada a cada niño para que encuentre y desarrolle sus intereses, esta es un área en la que tú puedes ayudarlo de forma significativa.
Déjame en comentarios si te gustaría que escribiera acerca de cómo encontrar los dones y talentos de tu hijo!
Con Amor,
María José Patino