La guía definitiva para educar con firmeza y amor

¿Te ha pasado que sientes que la educación de tu hijo toma una dirección contraria a la que tenías planificada?
Sentirte desbordada y dejar que un NO se convierta en un SÍ, que un hábito quede relegado al olvido y que un límite sea extendido una y otra vez, es la realidad de ser madre o padre en la actualidad.
Los niños vienen ante nosotros con sus derechos aprendidos y nos terminan convenciendo de que al educarlos con límites y diciendo que no, los estamos vulnerando.

No te culpes, no estás sola en esto. Lo primero que tienes que comprender es que el timón de la educación de tu hijo está (o debería estar) en tus manos.

Cómo tomar el control de la educación de tus hijos

Educar a tus hijos es una de las responsabilidades que como madre/padre tienes, y debes tener algo muy claro: tu responsabilidad no es darles lo que quieren, sino darles lo que necesitas, ósea lo que es mejor para ellos. Es obvio que tu hijo será tremendamente feliz y te adorará si lo dejas jugar catorce horas al día a la Play, pero esto representará un serio perjuicio para él a largo plazo.
Antes de que comencemos con esta guía definitiva para que eduques a tu hijo como tú quieres, grábate esto en tu mente: “la madre o el padre que no es odiado por su hijo alguna vez, no está haciendo su trabajo”.

Sé su ejemplo: tu hijo te admira y te observa. Lo primero lleva a imitarte y lo segundo a juzgarte. Si le dices que debe meter su plato en el lavavajillas al terminar de comer y tú dejas los tuyos en la encimera de la cocina por que tienes que hacer algo antes, pensará (y con razón) que estás siendo injusta. Por supuesto que hay actividades que pertenecen al mundo de los adultos, Sin embargo, tienes que estar atenta/o de no estar dando un mensaje contradictorio.

Escúchalo: y no me refiero a oírlo, sino a practicar la escucha activa. Tómate el tiempo para mirarlo a los ojos cuando te cuente algo relacionado con el cole o incluso las proezas que hace mientras juega a la Play. La comunicación con tu hijo es la base del respeto y de la confianza. Tú le exiges que te escuche cuando le enseñas hábitos y valores, entonces lo justo (y, por cierto, gratificante) es que tú también lo escuches cuando él tenga la ilusión de contarte algo. A su vez, no vendrá nada mal para el vínculo entre ambos que le preguntes: ¿Qué piensas tú de… ?
La educación es un proceso que necesita feedback para saber que vas en la línea correcta. Muchas veces tu hijo te puede enseñar una lección importante. Tal vez estés siendo injusta, incoherente y hasta algo fría, sin darte cuenta. Pregúntale qué opina acerca de algunas decisiones que tomas y prepárate, porque tu hijo pondrá ante ti la sinceridad que solo un espejo nos da.

No amenaces: “te quedarás sin Play durante seis meses,” “si no haces la tarea, te quedarás sin postre por un mes,” “si no arreglas tu cuarto, nunca más quedarás con tus amigos…” son frases tan poco amigables como irrealistas. ¿Llevas la cuenta de la cantidad de veces que has amenazado a tu hijo con algo así y, por supuesto, no has cumplido?
Para empezar, las amenazas no son educativas ni mucho menos el detonante de una buena relación entre padres e hijos. Además de ello, solemos hacerlas cuando el enfado se ha convertido en furia, así que podemos llegar a decir, realmente, cualquier cosa. Lo mejor es tomar una decisión sensata y sin amenazas. ¿No ha arreglado su cuarto? Entonces no podrás jugar con la Play.

Déjalos equivocarse: claro que si vemos que su equivocación consiste en creerse Superman mientras se encuentra al borde del tejado de la casa, tendremos que hacerles saber, con total urgencia, que se encuentra equivocado. Pero tampoco tenemos que caer en la sobreprotección. Hay errores que nuestros hijos necesitan cometer, porque no hay mejor maestra que la experiencia.

Educar a tu hijo es un arte el cual se nutre de tu propio crecimiento y evolución.
Aquí está mi papel, poder acompañarte en ese crecimiento mientras disfrutamos, ¿Te apuntas?

Con Amor,
María José Patino