Que las rutinas son imprescindibles para una crianza sana, es algo que ya no tiene posible discusión. Gracias a ellas nuestros hijos desarrollarán hábitos que les servirán durante su niñez, les darán un rumbo en la etapa de la adolescencia y los ayudarán a ser los adultos responsables en lo que necesitan convertirse para tener un estilo de vida saludable. El gran problema, entonces, no es si poner rutinas o no, sino cómo hacerlo sin caer en los cuatro errores más comunes al establecer rutinas.
Cuatro errores que jamás debes cometer al crear rutinas para tus hijos:
Error 1 – Amenazar: es verdad que tenemos que lograr que nuestro hijo incorpore la rutina a su vida cotidiana, pero uno de los primeros errores que cometemos es agregarle a esa máxima, la idea “al precio que sea.”
En la educación de nuestros hijos, no todo vale, sino que vale lo que realmente funciona; y la amenaza no lo es. ¿Queremos que nos obedezcan porque nos respetan y confían en que les estamos enseñando recursos válidos y de su interés, o porque tienen pánico de lo que podría sucederles si no nos obedecen?
Error 2 – Chantajear: Si ahora mismo te pidiera que hicieras una lista con las diez características que nunca quisieras que tu hijo tuviera, chantajista aparecería en algún lugar de ese top ten de los defectos más indeseables para nuestros hijos.
Entonces, ¿Dónde queda el “enseñar con el ejemplo”? Nunca recurras al chantaje para que tu hijo incorpore una rutina, porque lo más probable que ocurra es que, una vez llegue a la edad de decidir sus propios hábitos, rechace ese que le enseñaste a través de un recurso tan limitante, o peor aún, puede que el te haga lo mismo a ti, por que lo haya aprendido.
Error 3 – No ser coherente: Una mamá o un papá que le pide a su hijo con calma y paciencia que no grite, es coherente. En cambio cuando lo pedimos en un estado de crispación y desde nuestros gritos, perdemos absolutamente toda la autoridad.
Tus credenciales aumentan cuando te conviertes en una persona que casi nunca grita. Para ser coherentes es necesario predicar con el ejemplo, y a veces nos cuesta.
Para nuestros hijos no hay una mejor lección que nuestro ejemplo. Y esto sucede porque todos los seres humanos aprendemos por imitación.
Error 4 – No respetar sus tiempos: la prisa y el aprendizaje de los hábitos son como el agua y el aceite: no se pueden mezclar. Cada niño tiene sus tiempos para adquirir los hábitos que necesitamos que tengan por su propio bienestar y para que el hogar funcione de forma armoniosa. Establecer rutinas es un trabajo de hormiga que requiere de toda tu paciencia, constancia y perseverar.
No cometas el error de la impaciencia, y querer resultados demasiado rápido. Cuando empezamos a establecer una rutina, es importante que sepas que la clave está en la repetición. Cuando transcurre el tiempo necesario y la práctica está presente, se irá generando la integración del aprendizaje.
Recuerda….
Se necesita tiempo para integrar cualquier rutina nueva.
Y todo esto lo podemos acompañar con dos ingredientes que ayudarán en todo el proceso
El sentido común y el buen humor serán nuestros aliados más eficaces.
Con Amor,
María José Patino