El secreto del modelado para educar a un hijo

¿Te has detenido a pensar la cantidad de energía que demanda darle un sermón a tu hijo?
Si fuera efectivo, no sería tan grave, pero bien sabemos que el efecto de un sermón se desvanece cuando en el momento exacto en el que tu hijo vuelve a verte de buen humor y, de forma muy estratégica, decide transgredir el límite para ver qué pasa. Como es evidente que no lo sermonearás día tras día, poco a poco, todo vuelve a estar como antes.

Existe una estrategia realmente efectiva para educar a tu hijo y que no te estresará, sino que te llevará a tener un estilo de vida mucho más saludable: el ejemplo.

El ejemplo como valor de lo cotidiano

Nuestros hijos imitan la conducta de quienes les producen admiración y respeto. Esto es algo que en la adolescencia puede jugarnos en contra, razón por la cual es vital ser su ejemplo a seguir durante la infancia, así reduciremos la adquisición de malos hábitos cuando ya no seamos su referente ideal.

Durante los primeros años de vida de nuestro hijo, el ejemplo es a la conducta, lo que las vitaminas y proteínas al organismo. Aprovechar cada oportunidad que se nos presente en la vida cotidiana para ser su modelo, nos ahorrará horas de sermones y nos llevará a obtener los resultados deseados.

El poder de las neuronas espejo

Todo esto que te estoy contando no es una suposición ni algo que me invente, sino que está basado en la ciencia y su descubridor fue Giacomo Rizzolatti, el neurobiólogo ucraniano que descubrió las neuronas espejo.

Estas neuronas se encargan de recibir el comportamiento de otras personas e incorporarlo al propio accionar. Es decir, cuando veo a alguien hacer algo, inmediatamente me “contagio” de su comportamiento y, de forma consciente o inconsciente, lo repito.

Eso explica por qué bostezamos cuando alguien lo hace al lado de nosotros o por qué nos reímos de chistes verdaderamente malos cuando quien los contó no para de reír.

Del mismo modo, las neuronas espejo son las responsables de que los bebés permanezcan tranquilos cuando sus madres así lo están y de que no logren descansar apaciblemente cuando sus madres están estresadas.

Cómo aprovechar las neuronas espejo para crear hábitos

Un error demasiado común, heredado de las décadas en las que la educación era sinónimo de imposiciones, amenazas y castigos físicos, es decirles a nuestros hijos: “haz lo que yo digo, no lo que yo hago.”

Caer en esta dinámica es la forma más segura de hacer que nuestro hijo se nos rebele, nos tilde de injustos y de que el vínculo con ellos se deteriore o incluso llegue a romperse.

En cambio, si aprovechamos el poder de la ciencia y enviamos mensajes a sus neuronas espejo, su conducta se encaminará hacia el lado que queremos.

¿Cómo beneficiarnos del poder de la vida cotidiana? Comportándose de la misma forma en la que queremos que ellos lo hagan:

Respetando el orden de llegada
• No gritarle a conductores y peatones cuando conducimos
• Lavándonos las manos cada vez que llegamos de la calle
• No usando el móvil en la mesa
• Saludando cada vez que llegamos a un sitio
• No obsesionándose con el trabajo
• Dándole al dinero el lugar correcto (no despilfarrar ni convertirlo en nuestro objetivo de vida)

El mayor objetivo que como padres nos planteamos, es que nuestros hijos sean felices. Gracias al efecto de las neuronas espejo, podemos conseguir que lo sean permitiéndonos ser felices nosotros mismos.

Con Amor,
María José Patino