Uno de los temas que más nos preocupan como padres, es la falta de respeto por parte de nuestros hijos. Sin darnos cuenta, llega el día en el que recibimos un insulto por parte de esa personita que trajimos al mundo y nos preguntamos: ¿Cómo es que llegamos a este punto?
Lo primero que tenemos que tener en claro es que nada surge de forma espontánea, sino que del mismo modo que el respeto se gana, la falta de respeto se gesta a lo largo del tiempo. Hoy te respondemos la pregunta que ha estado dando vueltas en tu mente durante meses, incluso tal vez años: ¿Por qué mi hijo no me respeta?
Continúa con nosotros y al final de estas líneas, no sólo sabrás la razón, sino que tendrás las herramientas para dejar de preocuparte y comenzar a ocuparte.
Las 7 razones por las que los hijos no nos respetan y cómo solucionarlo
# – Dificultad para encontrar el equilibrio en la autoridad: ha quedado más que probado que el exceso de autoritarismo es definitivamente contraproducente. Sin embargo, tan nocivo como ello es la permisividad al extremo. El no saber encontrar el punto de equilibrio entre ambos extremos hace que nuestros hijos nos pasen por encima.
Solución: aprende a decir que no y a mantenerte en ese lugar, sin necesidad de recurrir a cualquier recurso que implique fuerza, y todo ello sin retirar el amor.
# – Permitirles todo, incluso lo que nunca le toleraremos a alguien ajeno a la familia: por miedo a que nos contesten mal, a tratar de evitar una discusión o incluso a que se sientan “ofendidos,” solemos permitirle a nuestros hijos contestaciones, gestos, ademanes y actitudes que jamás le toleraremos a otra persona. Esto es un error muy grave que lleva a los niños a envalentonarse y a abusar de su condición de hijos.
Solución: establece límites claros y desarrolla un código que tu hijo comprenda que hasta ahí ha llegado, ya no podrá seguir cruzando la línea.
# – Dejar que nos ponga el uniforme de “chacha” en contra de nuestra voluntad: si cuando nuestro hijo nos deja la ropa tirada o los platos para lavar, allá vamos nosotros a recogerla y a lavarle el plato del almuerzo, creerá (erróneamente) que estamos a su servicio.
Solución: así como tú ordenas y te ocupas de las tareas de casa , hazle saber que él también tiene la responsabilidad de contribuir a realizar las tareas que sean oportunas.
# – Ponernos a nivel de amigos de nuestros hijos: muchos padres, por temor a ser vistos como tiranos, dan un paso al lado en su rol de madre/padre y se hacen “amigos” de sus hijos. Esto es una equivocación demasiado frecuente y con consecuencias fatales. El respeto que se le tiene a un amigo nada tiene que ver con el que infunde la figura paterna o materna. Es más, puede tomarte como a un camarada más y olvidarse por completo que quien tiene la responsabilidad de educarlo y guiarlo eres tú. Si esto ocurre no aceptará ninguna de tus propuestas y el conflicto está servido.
Solución: no te alejes del juego, pero menos aún de la responsabilidad de ser quien guía y quien toma las decisiones con respecto a él.
# – Dejarlo ocupar el sillón del jefe: sin darte cuenta puedes dejar que tu hijo ostente un poder que le queda demasiado grande para su edad y para el lugar que ocupa en la casa. Si cree que él manda, el respeto hacia ti se desvanecerá.
Solución: inclúyelo en tus decisiones, pero la decisión final debe ser siempre bajo tu criterio.
# – No respetarnos a nosotros mismos: todo lo anterior tiene su raíz en la falta de respeto, pero no en aquella que nuestros hijos nos tienen, sino en la que nosotros nos tenemos. Si tenemos bien claro quiénes somos, cuáles son nuestras responsabilidades y nuestros límites, y qué lugar y rol ocupamos, nos respetaremos como corresponde y no habrá forma de que nuestros hijos ignoren eso.
Solución: respétate a ti mismo y sé coherente al respecto. Si tu hijo intenta vulnerarte, ponle límites claros, certeros, precisos e inflexibles. Con los límites no se juega.
Ahora te toca a ti…. ¡Cuéntame cuál de estas 7 razones crees más importante!
Con Amor,
María José Patino