Conflictos entre hermanos. ¿Qué debo hacer?

Los conflictos entre hermanos son parte de todo proceso de crecimiento. Los celos, los intereses encontrados, la rivalidad… son algunos de los factores que influyen en que las peleas estén presentes.

La primera opción siempre será dejar que ellos resuelvan la situación. En este aspecto menos es más, por lo que te recomiendo que no interfieras más de lo necesario. Deja que ellos entrenen la resolución del conflicto.

Y si llegamos a ese punto, donde ves que van a más en su enfrentamiento, entonces sí será hora de intervenir.

A continuación abordaremos las pautas que desde tu rol de madre/padre, puedes tomar para que la pelea entre hermanos termine en una esperada reconciliación.

Pasos a seguir para ACOMPAÑAR a que pongan fin al conflicto:

No comparar: un error muy común entre los padres es comparar a los hermanos. En nuestro afán por lograr el equilibrio, le pedimos a uno de nuestros hijos que observe cómo se comporta su hermano, quien siempre está tranquilo y cuando quiere algo lo pide. Esto hará que el niño más activo y nervioso, se sienta en una situación de inferioridad con respecto a su hermano.

Antes de solucionar cualquier conflicto, es fundamental que comprendas que no hay una personalidad mejor que otra, sino que cada una tiene sus ventajas y desventajas.

Darles su espacio para que puedan exponer su versión del problema: muchas veces los problemas se solucionan cuando una de las partes comprende el punto de vista del otro. Es verdad que esta no es una tarea sencilla entre niños, puesto que se trata de una destreza que suele adquirirse con los años. Sin embargo, con tu mediación, será más sencillo que los hermanos se inicien en el proceso de comprender al otro. Además, el proceso en sí mismo es muy beneficioso, puesto que practican la escucha activa, una habilidad imprescindible para alcanzar la eficiencia en la comunicación.

Instarlos a que sean empáticos: aplicar la empatía significa ser capaces de ponernos en el lugar del otro. Nuestro rol de padres es detonar los gatillos emocionales que hagan que la empatía se desarrolle. El momento en el que se genera un conflicto entre hermanos es un momento ideal para practicarla y, a su vez, será parte de la solución. Una vez ambos hayan expuesto su punto de vista, los animaremos a pensar cómo se estará sintiendo su hermano en ese instante. Por último, le pediremos que tome consciencia de cómo sus actos impactan en los sentimientos del otro.

Pedirle a cada uno que proponga la solución al problema: antes de cometer el error de dar yo la solución, le pediremos a cada uno de nuestros hijos que plantee una posible forma de solucionar el problema y que esta sea beneficiosa para ambas partes. Con esto lo estaremos motivando a pensar y a activar su inteligencia emocional.

Y recuerda siempre esto…..
En un ambiente de contención y cariño, los conflictos se resolverán con la misma rapidez con la que llegaron. Sé constante y coherente en tu intervención.

Con Amor,
María José Patino