¿Qué es lo que más necesita un niño? Amor, mucho amor.
Tener alguien que lo quiere, pase lo que pase, de manera incondicional. Alguien que no le grita cuándo comete errores, sino que es equilibrado y paciente, a pesar de las circunstancias. Alguien que pueda controlar sus propias emociones para que lo escuche y lo comprenda, incluso cuando está equivocado, incluso cuando estaba tan enfadado que se comportó mal. Tener alguien que ve la mejor versión de él, incluso cuando él mismo no puede encontrar ese yo. En definitiva, los seres humanos necesitamos alguien que nos dé amor incondicional, que crea en nosotros, que sepa ver ese algo más a lo que podemos llegar a ser.
Por supuesto, nadie nace sabiendo ser padre, es algo que se va aprendiendo poco a poco. Por lo tanto, ser el padre perfecto es imposible, habrá momentos donde la paciencia parece abandonarnos y medir nuestras respuestas parezca lo más difícil en ese momento. Pero este argumento no debe ser una razón para desistir en nuestra empresa de mejorar como padres , como seres humanos y llevar a cabo la educación de nuestros hijos llena de amor y firmeza a partes iguales.
Lo que sí es posible es comprometerte a aumentar los buenos momentos de crianza y seguir trabajando en ello, día tras día. Cuando nos equivocamos, lo primero que hacemos es evaluar nuestro error y reconocer cuál fue nuestra culpa, a esto le llamamos autocrítica, reflexionar sobre lo que hemos hecho bien y lo que podemos mejorar. Afortunadamente, cada paso en la dirección correcta hace una gran diferencia y siempre podemos levantarnos y volver a intentarlo. Por eso es importante mantener puesto nuestro foco en esta mejora y tener clara nuestra meta, ser mejores padres, aunque cometamos errores o las cosas no siempre salgan como esperamos. Además, en este punto será crucial tener un buen diálogo interno, es decir hablarnos bien, tratarnos con cariño, cuando fallemos en algún momento o no tengamos los resultados obtenidos. De nada nos servirá hablarnos mal o pensar que no lo conseguiremos, mantener un buen diálogo interno y mantener una actitud positiva multiplicará siempre nuestras opciones de éxito.
Pero si te sientes frustrado por no poder ser ese padre con más frecuencia, o te sientes atrapado en un ciclo negativo, tal vez sea el momento de brindarte más apoyo. La mayoría de los padres siguen tratando de «hacerlo mejor». Pero ser duro contigo mismo no hará que seas un mejor padre, si no te das el apoyo que necesitas para mantener la calma y regular tus propias emociones esta frustración empezará a repercutir en tus labores.
Por ejemplo, si tienes una planta que se está marchitando, no le grites para enderezarla. En lugar de ello averiguas lo que necesita para mejorar: ¿Más agua? ¿Más sol? ¿Más espacio para crecer? Esto lo aplicamos con los niños, por supuesto. Pero también se aplica a ti. Los padres son la base de la que se sostiene la familia. Y como toda persona también tiene que cuidar de sí misma.
Así que, en lugar de regañarte, tómate un momento ahora mismo y considera lo que podrías hacer hoy para mantenerte como el padre que quieres ser.
Tal vez necesitas dormir más.
Tal vez necesitas disminuir el ritmo diario un poco para no sentirse tan estresado, y puede disfrutar más a tu hijo.
Tal vez necesitas unirte a un grupo o asistir a cursos donde pueda hablar con otros padres y obtener apoyo.
Tal vez necesitas tratarte con más amor. Porque sólo puedes ser emocionalmente generoso con tu hijo si eres emocionalmente generoso contigo mismo.
Los hijos aprenden mucho de cómo deben tratarse a sí mismos y a los demás de sus padres, el rol que un padre carga es de ser una guía de amor y paciencia. Pero cumplir este rol no significa dejarte de lado como persona, existen maneras de ejercer una paternidad efectiva y a la vez disfrutarla. La crianza no debe seguir siendo una carga ni para tí como padre ni para tus hijos, debería ser un proceso lleno de amor, confianza, firmeza, un proceso que os una más y en el que se formen las bases firmes de un nuevo ser humano.
Reflexiona sobre tus necesidades, ¿hasta dónde te exiges?, ¿cómo te tratas a ti mismo? ¿Cómo reaccionas cuando no actuaste como querías?
Para cambiar estos pensamientos deberás trabajar con ellos, no es algo complicado, pero sí deberás dedicarle tiempo y cariño, ya que se trata de entrenamiento emocional; una nueva gestión emocional que te hará descubrir una nueva manera de ver el mundo en el que vives, realmente un proceso que valdrá la pena. Realmente la vida se disfruta más aceptando los errores que cometemos para luego enmendarlos. Mereces tranquilidad y tu hijo también merece un padre que se sienta tranquilo, y realmente disfrute educando a sus hijos, y no lo sienta como un peso o una carga.
No tienes que cambiar todo a la vez. Los cambios más duraderos vienen paso a paso, desde la creación de nuevos hábitos. Para hoy, realiza una clara intención de darte el apoyo que necesitas. Anota el primer paso.
¿Por qué no dar ese primer paso, hoy? No hace falta que sea lunes, que acaben los exámenes, o sea 1 de enero, cualquier momento será bueno si lo eliges y te comprometes. Lo único que tienes que hacer es pasar a la acción, una vez hecho los resultados llegarán.
Método Emotraining