¿Qué hacer si mi hijo sólo se junta con un compañero?
¿Debo conseguirle amigos?
¿Cómo lo animo a tener más amigos, a que sea más sociable?
Muchas preguntas aparecen en nuestra cabeza cuando vemos que nuestro hijo está pasando por una situación diferente a la que vemos en otros niños. Es común el modelo de niño social, con muchos amigos, que invita a sus compañeros después del colegio a casa después de clases o que tiene una fiesta de cumpleaños cada fin de semana. Pero también hay niños que disfrutan más su tiempo a solas, las actividades en silencio y quedarse en casa. Entonces ¿Cuándo mi hijo necesita ayuda?
En los primeros 5 años los niños tienen a sus padres como el centro de su universo para darles seguridad, juegan sin importarle mucho con quién y poco a poco van desarrollando sus habilidades sociales que luego le permitirán interactuar con sus compañeros.
Es a partir de los 5 años que el niño comienza a ver la importancia de ser parte de un grupo social y los amigos empiezan a ocupar un lugar importante en su vida.
Es importante reconocer cuales son las características de mi hijo, ¿es conversador o es reservado?, ¿le gusta pasar tiempo afuera? o en casa?, hay que saber si al pequeño quiere interactuar con nuevas personas. Algunos niños se sienten más cómodos con pocos amigos y pasar el tiempo en casa, es parte de su personalidad y eso está bien.
Para un niño ser aceptado tal como es por sus padres es una maravillosa muestra de amor. Un niño que es alentado con frases como “vamos tu puedes, invitalo a comer en casa” esta presionado a hacer lo que se le pide y se sentirá ansioso por lograr una respuesta afirmativa.
Por otro lado, si tu hijo está angustiado por no poder hacer nuevos amigos porque le cuesta relacionarse y siente que no encaja hay un problema. Él sentirá una necesidad que no puede cubrir porque no se siente capaz o porque piensa que hay algo mal en él. Los padres deben hacer sentir seguros a sus hijos de sus habilidades, sin exagerar, tu hijo debe aprender a reconocer en que es bueno y también en que puede mejorar, cuál es su punto de crecimiento.
Analicemos un poco, ¿cómo suele responder ante un saludo? ¿se acerca a conversar con otros niños? ¿cuál es su respuesta cuando lo invitan a jugar? ¿sigue las reglas del juego o impone las suyas? ¿sabe respetar su turno durante el juego? Este es un paso importante, porque ahí podrás ver cuál suele ser su obstáculo al momento de relacionarse.
Los niños al igual que muchos adultos no encuentran fácilmente cuál fue su error según la situación, tal vez tu hijo no se da cuenta que rechaza la manera de jugar con otros, o no contesta a lo que le preguntan. Las habilidades sociales se aprenden a través de la interacción, por eso analizar cómo son las habilidades sociales con los demás durante una semana y darte cuenta de aquellas actitudes que pueden estar obstaculizando a tu hijo a la hora de interactuar con los demás, puede hacer que encuentres cuál es el punto a entrenar de tu hijo dentro de las relaciones sociales .
Nunca subestimes lo que tu hijo percibe, los niños son muy inteligentes y pueden darse cuenta de cómo reacciona su entorno frente a él y su autoestima puede verse afectada al sentirse rechazado. Busca un momento para conversar con él, sobre lo que siente y lo que has visto que podría estar favoreciendo el problema, busca llegar a un acuerdo donde él sepa que contará con tu apoyo y también tenga actitudes designadas a ser mejoradas. Deja claro que le vas a acompañar en el proceso, pero los pasos debe darlos él, excedernos en este aspecto no haría sino agravar la situación.
Planear actividades que ambos puedan disfrutar, recuerda que estas deben buscar la comodidad tanto tuya como padre como en la de tu hijo, por ejemplo, organizar una fiesta en casa, una noche de películas con los amigos, jugar en el parque, etc. De tal manera que, como padre, tú puedas cumplir con estas actividades según sea tu horario disponible y los otros padres también estén de acuerdo. Por parte de tu hijo deberá comprometerse a seguir las reglas de los juegos que designen con sus compañeros. Este será un magnífico entrenamiento para ir trabajando la gestión emocional en las relaciones con los iguales.
Tu ejemplo es muy importante, tu hijo aprenderá también de ti muchas de las respuestas sociales que se necesitan cuando interactúa con sus compañeros. Los momentos de juego familiar son una valiosa oportunidad para introducir las habilidades sociales y valores como son, respeto por las reglas, escuchar, compartir incluso saber perder. Es necesario que desarrolles buenas conductas de interacción para que tu hijo pueda aprender a entrar en el juego con otros niños de forma fácil. Aprovecha la ocasión para mirarte a ti mismo y comprobar si algunas de tus actitudes pueden estar siendo imitadas por tu hijo, mediante modelado los niños suelen copiar conductas de los padres, de manera que si “tienes mal perder “en los juegos , tu hijo puede que también lo esté siendo.
Refuerza cada actitud positiva, exprésale lo orgulloso que te sientes por los logros que tiene. Los grandes cambios van a pequeños pasos, cambiar una conducta requiere de paciencia, persistencia y un buen entrenamiento emocional, pero más que todo requiere amor, el amor de un padre lo puede todo.
Método Emotraining