Cómo tener una relación sana con el miedo

Todas las personas sienten miedo alguna vez, es algo natural, el miedo forma parte de nuestras emociones y como toda emoción no tiene un valor negativo, si no adaptativo, de hecho, funciona de manera protectora frente a circunstancias que podrían lastimarnos o son nuevas para nosotros. ¡De hecho gracias al miedo somos capaces de reaccionar rápidamente ante peligros o situaciones poco seguras! Pero, ¿cuándo se convierte el miedo en una dificultad, y nos empezamos a comportar de manera disfuncional? ¿Cuándo pasa de salvarnos la vida a limitarnos?

Cualquier sentimiento que nos impide desempeñar nuestra vida personal y social de forma normal se transforma en una dificultad. Por ejemplo, tienes un empleo donde te va muy bien, pero este mes te piden un aumento del alquiler en la casa donde vives y quieres pedirle a tu jefe un aumento, pero tienes miedo de hablar con él así que dejas pasar varias oportunidades y al final no lo haces. En ese caso el miedo se volvió un problema; con los niños ocurre de manera similar, te pongo un caso, un niño que tiene miedo a los perros, cada vez que ve uno se pone a llorar y sale corriendo; el vecino hace poco se compró un pastor alemán, el perro es muy amigable pero aun así el niño no quiere salir de su casa por temor de ver al perro. En este caso el miedo también se ha convertido en un factor disfuncional, ya que limita la vida del pequeño, y le hace reaccionar de un modo excesivo ante una circunstancia que no es peligrosa.

A pesar de ser el miedo inevitable, al igual que el resto de nuestras emociones, si es manejado de la manera correcta se puede obtener algo positivo de él. Por ejemplo, en lugar de dejar que el miedo te limite, puedes empezar a “plantarle cara” e incluso descubrir algo nuevo de ti. Entonces si quieres generar este cambio en tu vida y en la de tu hijo te explicaré cómo puedes empezar. Para generar un cambio en tu vida debes ir paso a paso, como aprender a montar bicicleta es normal empezar con nervios, con la práctica se hace más fácil hasta que aprendes y pierdes el miedo finalmente.

Aquí te dejo los pasos para llevar una relación sana con el miedo:

1. Reconoce que tienes miedo

El primer paso resulta complicado, porque implica reconocer que le tememos a algo. Recuerda que el miedo es normal en todas las personas y así como aprendas a reconocer tus propios temores puedes ayudar a tu hijo a hacerlo también. Para llevar a cabo este paso se requiere de mucha valentía y humildad, ya que lo más fácil sería seguir culpando a lo externo de nuestros “problemas” y mirarse dentro es un acto de gran valor sin duda.

2. Identifica a qué le temes

El miedo no siempre es hacia algo racional, o fácil de reconocer, muchas veces sólo se siente, y no es fácil identificar el factor temido. Pero parte de conocerse a uno mismo es identificar cuáles son nuestras dificultades. Recapacita en que situaciones se presenta este sentimiento, qué pensamientos tienes en las circunstancias temidas ¿hay algo que ocurra que te recuerde a alguna experiencia pasada? Identificando la causa de este temor podrás empezar tu plan de acción, en este punto es crucial escribirlo, tomar nota de estos miedos, de los pensamientos a los que nos lleva, ya que si tan sólo lo pensamos, no ordenamos nuestras ideas, el pensamiento es muy anárquico, y para trabajar en serio necesitamos un buen método, así que empezamos escribiendo nuestros miedos.

3. Decide el cambio

Cuando tienes miedo a algo, es natural que pongas excusas para evitar lo, después de todo es un sentimiento que no resulta agradable de experimentar, pero con el fin de mejorar es necesario que te decidas al cambio. Esta decisión puede constar de un minuto o de toda la vida, será lo que elijas, el cambio que te lleve a dejar de vivir con miedo y abrazar una vida llena de amor y disfrute. El tiempo lo decidirás tú, elige seguir así o comenzar con el cambio que te llevará a una mejor experiencia y a estar mejor contigo mismo.

4. Busca una oportunidad para mejorar

Cambia tu perspectiva y mira los miedos como un desafío para a ir más allá de ti mismo, propóntelo como tu nuevo RETO. Pon tu objetivo y establece una meta de cambio, recuérdate porque has decidido perder el miedo a esta particular situación y trabaja en ello con pasión. Una vez que inicias la acción, los resultados son inevitables.

5. Aplica un cambio cada día

Comienza poco a poco haciendo lo que temes, realizando pequeñas acciones cada día, para que el proceso resulte cómodo y natural; sería imposible comenzar a pensar y actuar diferente si llevas 30 años haciéndolo de una manera particular. Si por ejemplo, te da miedo hablar frente a multitudes puedes empezar con un grupo reducido que no te incomode tanto, y así incrementarlo poco a poco hasta que te sientas cómodo y puedas ir dando pasos nuevos hacia tu reto. Usando así la técnica de la habituación.

6. Reflexiona las consecuencias

Evalúa tus resultados, ¿se te hace más fácil enfrentarte a esas situaciones después de haber puesto en marcha este plan de mejora? ¿Consideras que vale la pena enfrentarse a los miedos? Reflexiona sobre el cambio que observas en tu vida, ¿hay menos miedo y más tranquilidad, amor y disfrute? entonces vas en la dirección correcta.

Una vez que hayas asimilado estos pasos podrás ponerlos en práctica, para pasar por fin a la acción, una vez iniciado los resultados vendrán sin duda.

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