Cómo lograr que mi hijo me escuche

Pasos para fomentar la escucha en niños

¿Cómo enseñar a tu hijo a escuchar? Algo tan necesario e importante durante la crianza… ¿Se puede enseñar?

La mente de un niño viaja por miles de temas diferentes muy rápido, entre lo que ha visto en la TV o lo que ha sucedido en la escuela, y su cerebro está en constante desarrollo, a veces pueden sentirse abrumados por los estímulos externos y desconectarse. Incluso los niños pequeños están muy ocupados, ya que sus actividades preferidas son explorar y descubrir el mundo nuevo que aparece ante sus ojos.

Los niños al igual que los adultos también tienen diferentes prioridades, y no entienden por qué es tan importante bañarse en el momento que le has pedido. Entonces ¿cómo hacer que tu hijo tome en cuenta lo que dices y actúe?

No empieces a hablar hasta que tengas la atención de tu hijo.

Conéctate antes de empezar a hablar. Eso significa que no puedes pedirle desde el otro lado de la habitación y esperar que esto pase. En su lugar, busca hablar con él directamente. Observa lo que está haciendo y conéctate con él haciendo un comentario al respecto, espera hasta que mire hacia arriba. Míralo a los ojos. Entonces empieza a hablar. Si no levanta la vista, asegúrate de llamar su atención preguntando «¿Puedo decirte algo?» Cuando él te mire, entonces empieza a hablar, habréis conectado.

Usa menos palabras.

La mayoría de los adultos alargamos nuestro mensaje y perdemos la atención de nuestros hijos al usar demasiadas palabras. Use tan pocas palabras como sea posible cuando dé instrucciones. Es decir práctico y concreto, no te “vayas por las ramas”.

Míralo desde su punto de vista.

Cuando estás ocupado con algo que te gustaba hacer y te ordenan que dejes de hacerlo para hacer otra cosa que no era tu prioridad, ¿cómo te sentirías? Muestra comprensión y háblale amablemente: «Sé que es difícil dejar de jugar, cariño. Pero ahora necesito que…» Ten en cuenta que tiene sus intereses igual que tú, y si le damos la importancia y el respeto que se merece todo irá mejor; se sentirá más amado y comprendido y la probabilidad de que colabore será mayor.

Involucra a la cooperación.

Nadie quiere escuchar a alguien que está dando órdenes; De hecho, siempre estimula la resistencia. Piensa en cómo te sientes cuando alguien te ordena. En su lugar, mantén un tono cálido e involúcralo en la acción. Cuando sea posible, dar opciones. «Es la hora de dormir, cariño. ¿Quieres ir ahora o en cinco minutos? De acuerdo en cinco minutos vas a la cama».

Si realmente lo necesitas en ese momento, tómalo como una orden, pero mantén el calor y la empatía: «Acordamos entrar en cinco minutos, y han pasado cinco minutos. Lo sé, desearías poder quedarte afuera y jugar toda la noche, Pero ahora es el momento de entrar. Vamos».

Mantén la calma.

Cuando nos enfadamos, los niños se sienten inseguros y eso les lleva a que pelean o huyen. En su esfuerzo por defenderse pierden de vista nuestro mensaje. Si tu prioridad es que todos suban al coche, no pierdas tiempo y energía renegando de por qué no te escucharon cuando lo pediste por primera vez, porque eso solo hará que todos se enfaden más, incluyéndote a ti. Respira hondo, busca cuales son las razones de por qué tardan en subir al coche, ayúdalo a ponerse la mochila. Una vez que esté en el automóvil, puedes pedirles que te ayuden a proponer ideas sobre cómo salir de la casa a tiempo. Ten en cuenta que si ellos te sienten nervioso, actuarán igual; pero si mantienes la calma, les hablas con cariño y respeto colaborarán contigo en algún plan de acción para que salir en coche sea más agradable para todos; incluso lo podéis hacer a modo de juego, como si de una aventura se tratase. Pero siempre desde la calma y el cariño, sé tú el cambio que quieres ver en ellos.

Establece una rutina.

Cuantas más rutinas tenga, menos tendrás que repetir instrucciones a diario. Ten en cuenta que a todos nos facilitan la vida las rutinas, una vez creamos el hábito, este casi se hace solo. ¿Qué tipo de rutinas? Los hábitos, como lo que hacen los niños antes de salir de la casa, cepillarse los dientes, usar el inodoro, preparar la mochila, ponerse los zapatos, etc. Puedes crear una rutina con tu hijo y escribirlo en un póster pequeño, para que pueda ir aprendiendo con el tiempo. Recuérdale las cosas que se le olvidan con preguntas. «¿Qué más tienes que hacer antes de salir de casa? Revisemos tu agenda».

Escúchalo.

Si cuando tu hijo está contándote sobre su día te encuentras mirando el móvil, serás el ejemplo de cómo se maneja la comunicación en tu familia. Si realmente quieres que tu hijo te escuche, detén lo que estás haciendo y escúchalo. Solo debes emplear unos minutos. Esto no quiere decir que no puedas mirar el teléfono más, pero sí que tengas unas prioridades claras, las mismas que deseas que tengan tus hijos el día de mañana.

La tecnología que se ha instalado en nuestras vidas recientemente son muy útiles y nos pueden facilitar la vida , pero es importante que comprendamos y así se lo hagamos saber a nuestros hijos, siempre con el ejemplo, que estas máquinas debe “trabajar para nosotros” debe sernos útil, pero no manejar nuestras vidas o alejarnos de nuestro ambiente familiar o amigos.

Reduce los pedidos a lo que realmente no es negociable.

Si trabajaras para alguien que constantemente te acosara con órdenes, ¿te gustaría cooperar? No quieres que cada interacción con tu hijo sea una orden. Así que maximiza las interacciones amorosas, felices, y minimiza las órdenes. La comunicación debe ser bidireccional, no sólo con interrogatorios tipo: “ qué has comido?” “ has hecho los deberes?” “¿quién es ese amigo nuevo que no me gusta?”; así hay poca probabilidad de que a nuestro hijo le atraiga comunicarse con nosotros; pero si nos interesamos por su mundo e intereses, incluso si le pedimos opinión para temas nuestros la comunicación será mucho más fluida y agradable con ellos. Así que acércate al mundo de tu hijo y desde ahí comunícate desde el amor e interés verdadero.

Utiliza el juego como un aliado.

Muchas de las actividades que le pides a tu hijo realizar pueden ser convertidas en un juego, donde tenga que completar la actividad, pero de una manera divertida. Por ejemplo, poner la ropa sucia en el cesto puede transformarse en un juego de quién anota más “puntos” al lanzar la ropa dentro del cesto. De esta manera puedes captar mejor su atención, ten en cuenta que los niños se relacionan con el mundo que les rodea a través del juego, cuanto más juegue mejor, por lo que siempre será una opción además de educativa, divertida!

Según vaya creciendo, tu hijo atenderá más tiempo las explicaciones. Es cuestión de paciencia. Poco a poco irá entendiendo que escuchar es una parte importante de la comunicación, pero necesita una vez más ver un ejemplo en tí. Puedes hacer una reflexión honesta, y observar si cuando te hablan realmente estás realizando una escucha activa y comprensiva de lo que te están diciendo o si por el contrario estás pensando de manera paralela en qué vas a responder. Una vez llegues a la conclusión sobre qué tipo de escucha prácticas intenta encontrar algún paralelismo con el que observas en tu hijo, recuerda que ellos nos observan y modelan nuestras conductas; así que sé tú el cambio!

Educar desde el Amor
Método Emotraining